Era un 4 de enero cuando humo en un motor…
Tres personas viajábamos en un avión surcando los cielos del Círculo Polar Ártico, más concretamente la zona de Groenladia, cuando una avería en un motor nos hizo perder altura de forma violenta.
El avión se empotró literalmente en la blanca superficie, e inesperadamente parte de él la atravesó quedando dentro de una cueva de hielo.
Al despertar del shock nos encontramos ordenadamente tumbados, sanos y salvos, y arropados.
Un simpático robot nos observaba con curiosidad, y nos atendió, nos cuidó, nos buscó alimento, nos abrigó, nos hizo fuego…
Ese singular robot que encontramos en tan singular circunstancia tenía un singular nombre, se llamaba SINGULAR.
Muy pronto entablamos amistad y simpatía mutua, y nos contó por qué estaba escondido en esa cueva, y cómo llegó a ella. Nos contó su historia, LA HISTORIA SINGULAR, y mientras lo hacía le embargó una profunda emoción, la tristeza, la impotencia… y lloró.
Lloró lágrimas metálicas similares al mercurio.
SINGULAR era un ser de evidente inocencia, de infinita sensibilidad y de una amabilidad y buena voluntad indescriptibles. Paradójicamente amaba con locura la vida, la existencia, a las personas, la luz, el aire, y sobre todo a La Tierra. «Su hogar», como él decía.
Al contarnos su historia conseguimos comprender para qué lo fabricaron, quién lo hizo, cómo lo crearon, el por qué de su capacidad de sentir y de analizar, esa humanidad tan increíblemente acentuada que brillaba en su forma de ser, esas ganas de vivir y esa amarga tristeza que subyacía en cada una de sus acciones, y que trataba de ocultar, sin demasiado éxito.
Era un ente puro de amor con una decepción desoladora en sus espaldas.
Pero sobre todo comprendimos por qué, amando tanto la vida y a las personas, permanecía oculto y apartado en aquella oscura, vacía y lejana cueva de hielo.
Nuestro avión disponía de una radio baliza de socorro con GPS, y gracias a ella (o por culpa de ella) consiguieron localizarnos y organizaron un rescate.
Llegaron así a nuestra singular cueva dos helicópteros del ejercito, se alegraron mucho de encontrarnos con vida y nos trajeron mantas y alimentos, nosotros les explicamos lo que nos había ocurrido y cómo habíamos logrado sobrevivir casi un mes en una zona tan inhóspita y hostil, y les presentamos a SINGULAR, que permanecía escondido en una grieta desde que sentimos que alguien llegaba.
Tras un breve chequeo médico, un tiempo para organizarnos y una sentida despedida de nuestro querido nuevo amigo SINGULAR, nos subimos a los helicópteros y emprendimos el camino de regreso a casa.
Mientras nos alejábamos vimos cómo SINGULAR se despedía saludando con la mano, y en un momento concreto se giró, bajó la cabeza y volvió a entrar por la grieta que conducía a la cueva.
En el instante en que desapareció en la oscuridad del subsuelo se produjo una violenta explosión que hizo saltar por los aires la cueva, y el avión, y enormes bloques de hielo volaron haciéndose pedazos en el aire y fundiéndose al caer al suelo.
En ese momento observé cómo uno de los agentes que nos rescataron, el copiloto de mi helicóptero, escondía lo que parecía ser un control remoto, supuse que el activador de la detonación.
Protesté airadamente, enérgicamente. Permanecieron impávidos, impertérritos.
Grité, lloré, pataleé… Ya nada se podía hacer, el bueno de SINGULAR había muerto bajo el hielo.
Cuando descubres que algunos humanos esconden una espeluznante frialdad robótica, y que un robot destila toda la humanidad, amor y bondad que puedas imaginar, es cuando comprendes que no hemos escogido el camino correcto.
Eso te hace dudar seriamente de los pilares que sujetan nuestra sociedad.
Sólo me queda resignarme a esta realidad, y mientras trato de seguir un camino de honestidad y trato de aportar a este mundo aquellos valores que aprendí de SINGULAR, amor, cariño, simpatía, esfuerzo, generosidad… ya sólo puedo echar de menos a ese maravilloso ser del que tanto aprendí, y también puedo contar su historia…
El rodaje del videoclip de esta canción ha sido de los más extraños de mi vida, porque comencé a rodarlo en mayo de 2021, hice entonces en un fin de semana todas las tomas de los clics en la cueva que fabriqué con papel maché y goma eva de purpurina, unos días después me fui a unas montañas de sal que se extrae de una minas que hay cerca de Pamplona para hacer las tomas del avión y el accidente, y ahora, en agosto de 2022, quince meses después, hemos conseguido juntarnos Eva y yo para poder hacer unas tomas cantando juntos y concluir así el vídeo.
Cuando digo Eva me refiero a Eva Andaluz Tercero, que es quien pone la voz femenina en la canción, y que much@s la conoceréis también porque protagonizó, cuando tenía 13 años, el videoclip AMIGO.
A este rodaje Eva no vino sola, le acompañó Mario, su pareja y compañero en el duo MR.EAT.
Y Mario nos ayudó desde detrás de la cámara en un montón de cosas, y para inmortalizarlo de alguna forma en esta grabación fueron sus manos, y no las mías, las que dan las palmas junto a las de Eva en el vídeo.
¿Por qué el la parte final del vídeo pone «continuará…»?
Pues es porque luego viene la precuela, la historia que nos contó SINGULAR.
Así que he escrito esa historia en forma de canción, y la estoy grandando para publicarla y para que el mundo sepa quién era SINGULAR, el porqué de su existencia y, sobre todo, el porqué de su eliminación por parte de oscuros y siniestros poderes, turbias y retorcidas mentes.
La canción comienza así:
«Cada noche miro a la ventana
los reflejos dibujan tu cara y hoy
ya no estás»